Queridísmos Rovers y Guías: Sé que tenéis como patrono celestial a Pablo de Tarso, el apóstol de las Gentes, quien, tras la misión recibida de Jesús en el camino de Damasco hizo de su vida un incesante e incansable peregrinaje para llevar el Evangelio de la salvación a todos los pueblos.
Cual otro Abraham, también él salió de su tierra y se puso en camino como quien no tiene “aquí ciudad permanente, antes buscamos la futura” (Heb. 13,14). Son bien conocidas sus fatigas y, por decirlo así, sus aventuras peripecias. El mismo habla de ello en algunos pasajes autobiográficos de la segunda Carta a los Corintios, cuando dice:” Muchas veces en viaje me vi en peligros de ríos, preligros de ladrones, peligros de los de mi linaje, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el mar, peligros entre los falsos hermanos” (2 Corintios 11, 26).
No os parece que podéis asemejaros vosotros a él en muchos aspectos de vuestra actividad y en vuestro estilo de vida? Imitad su aventura, llevando en vuestro corazón el mismo ardor, el mismo celo y el mismo entusiasmo por la causa del Evangelio.
Vosotros, después de haber recorrido las Pistas como Lobatos y Alitas, y luego los Senderos como audaces Exploradores y Guías, habéis entrado en la Carretera o Ruta. Es ésta la última etapa de vuestro itinerario como scouts, la cual os preprara para poner en práctica vuestras opciones de las que tendréis que dar testimonio luego fuera del Clan, en medio de la sociedad, allí donde la Providencia os llama para desarrollar vuestra vida civil y social, sirviendo a los demás en el estilo que se os ha inculcado en vuestra Asociación de scouts. ¡Sí! ¡Servir! Un Servicio a favor de quien tiene la necesidad: desinteresado y generoso y que, así, indirectamente se convierte también en un beneficio para quien lo realiza, porque como afirmaba en su testamento Robert Baden Powell, Fundador del Escultismo, “el mejor modo de ser felices es el de proporcionar la felicidad a los demás”.
Estoy seguro de que esta experiencia os servirá para programar en su líneas fundamentales esas “opciones humanas y cristianas ante un mundo que cambia”, que constituyen el tema general de estos días. El clima de una Ruta Nacional favorece notablemente esas opciones personales mediante las cuales se decide vuestra vida futura.
Efectivamente , la Ruta hace experientar todas las capacidades de realización que en la vida normal diaria están como latentes. Os ofrece la posibilidad de vivir de otra forma y de redescubrir en vosotros esa fisonomía espiritual que responde más propiamente a vuestros gustos y a vuestros auténticos ideales. Os espolea a salir de vuestro yo, cuestionándolo siempre en un intercambio con los demás contra la despersonalización a la que pueden conducir ciertos modelos culturales tipo estándar.
La vida comunitaria de los Scouts mira a la promoción de la personalidad, ayudando a cada uno a ser auténtico para prestar así un mejor servicio a los demás. En las Rutas no hay lugar para el miedo y la pereza que a veces paraliza a las personas reduciéndolas a un estado de pasia conformidad. Durante las Rutas todo ha de contribuir a la elevación del espíritu. La atención para evitar cualquier vulgaridad, cualquier grosería y toda superficialidad, conduce poco a poco a descubrir los valores humonos y espirituales, aprovechando las riquezas más escondidas. Las excursiones a la montaña, los carrefours, el camping, el rito de la Promesa, las Misas al aire libre, los cantos en torno a la hoguera, o bajo la luna, constituyen otras tantas ocasiones que supera el hecho para convertirse en acontecimientos, dejan en el espíritu una huella indeleble y enseña a captar en cada persona, gesto o cosa, ese significado que escapa a quien está distraido o aturdido en un concepción materialista de la existencia.
Más aún, la vida en contacto con la naturaleza enseña y hace posible una ascesis, es decir, un esfuerzo, la fatiga y la valentía necesaria para una opción concreta de vida verdaderamente evangélica. Por este camino para la conversión que estos días habéis tratado de realizar según el ejemplo de Pablo de Tarso. Bajo esta luz las “opciones humanas y cristianas” resultarán ciertamente válidas y seguras, porque habéis aprendido a superar el espesor, a veces impermeable, de las cosas y de las relaciones humanas y a captar la transparencia del espíritu que informa toda la creación y dispone el alma para el contacto con lo sobrenatural. Este es el camino que conduce a la experiencia de Cristo. Es el camino que lleva al Tabor, a Emaús, y es también el camino que pasa por el Calvario, ya que si se quiere ser alguien y hacer algo en la vida, no se puede renunciar al paso obligado a través del sufrimiento y del sacrificio: per crucem ad lucem.
Sed siempre coherentes con vuestros principios y con vuestra identidad.
Lograréis así que el mundo cambie haciéndose mejor: con ventajas para la justicia y la paz, para la solidaridad y promoción de cada hombre. Ello constituirá la mejor apología de vuestro Movimiento y llevará a la actuación plena de vuestro lema: “Estad Preparados”, porque obrando así conduciréis realmente una existencia evngélica teniendo “ ceñidas vuestras cinturas y encendidas las lámparas”.
Jóvenes Rovers y Guías: Pioneros en marcha por los caminos del mundo: ¡Cristo camina con vosotros!
S.S. Juan Pablo II
Italia, Agosto 1986